Todos somos buenos en algo, regulares en otras cosas y malos en unas cuantas más. Por tanto, tendremos más posibilidades de triunfar si concentramos nuestras energías en aquello que sabemos hacer mejor. Cuanto más destaques en una disciplina, más dispuesto estará el mercado a pagar por ti. Esto parece obvio, pero luego la experiencia demuestra que mucha gente no lo hace así.
Richard Branson, uno de los personajes incluidos en Aprendiendo de los mejores (Alienta, 10ª edición) dijo: «Las cosas en las que no eres bueno no interesan a la gente y tampoco deberían interesarte a ti. Sin importar lo que hayas conseguido en la vida, las cosas en las que eres malo siempre serán mucho más que las cosas en las que eres bueno. No dejes que tus límites bloqueen tu autoestima. Pon esos límites a un lado y da lo máximo por sacar lo mejor de aquello en lo que eres bueno».
La conclusión está clara: apaláncate en tus fortalezas y compensa tus debilidades. Las personas de éxito son personas que han identificado sus áreas de excelencia y ahí aplican todas sus energías haciendo suyo el lema: sé tan bueno en lo tuyo que los demás no puedan ignorarte.
Acepta quién eres –con tus virtudes y carencias– y saca partido a tu singularidad. ¿Qué sentido tiene invertir tiempo y energía en aquello que eres regular o malo? ¿No es mucho más difícil rentabilizar algo mediocre que algo que sea muy bueno? ¿No estará la gente más dispuesta a pagar por algo interesante que por algo sólo normal?
El tiempo es una variable finita: 24 horas para todos. Además, no se puede recuperar, ni reciclar, ni nada. Cada hora que pasa ya no vuelve; cada hora que dedicas a aquello en lo que no eres bueno se lo restas a aquello que sabes hacer mejor. Centrarse en las debilidades tiene un coste de oportunidad elevado: no aprovechar tu máximo potencial. No dejes que tu orgullo sea más grande que tu humildad, acepta tus debilidades y sácale brillo a tus fortalezas.
Respecto a esta cuestión, Robin Sharma, autor de Éxito: una guía extraordinaria, apunta: «La mayor traición es la genialidad desperdiciada. Expresa la tuya. Demasiadas personas se pasan más tiempo concentradas en sus debilidades que desarrollando sus puntos fuertes. Al concentrarse en lo que no tienen, olvidan los talentos que sí tienen». Si dedicas mucho tiempo a trabajar tus debilidades, terminarás con muchas debilidades fuertes. Si dedicas mucho tiempo a trabajar tus carencias, no tendrás tiempo de reforzar y potenciar tus virtudes.
Tu expertise determina tu éxito. Ahí reside tu riqueza, porque en eso consiste la marca personal, en ser un referente en algo. Cuando eres un referente en algo menos vendes y más te compran; mejores son los precios de tus productos y servicios y más rentabilidad generas.
Y esto es así porque a las personas brillantes les ofrecen oportunidades brillantes; a las personas normales oportunidades normales; y a las personas mediocres casi ninguna oportunidad. Como escribimos en Tu futuro es HOY (Alienta, 2ª edición): «El rasgo principal que diferencia a todas las personas de éxito es que son expertas en algo, saben hacer muy bien lo que hacen. Ahí han puesto su foco y no se dispersan. La gente referente hace sólo una cosa de manera excelente; el resto, muchas cosas a un nivel mediocre».